Familia y Amigos

Lo malo de viajar.

Lo malo de viajar.

El deseo de viajar muchas veces es provocado por las ganas de estar bien y feliz.  

Nos imaginamos en el lugar en donde nos gustaría estar y creemos que seremos completamente felices y dejaremos atrás todos los problemas y estrés. 

En muchos casos es cierto y así sucede, pero en muchos otros casos no. 

El problema es que nos llevamos nuestros defectos, dolores y problemas con nosotros. 

Nos llevamos nuestra irritabilidad, ansiedad, culpa, tristeza o enojo. 

Las bellas vistas, las experiencias nuevas y la comida deliciosa nos van a distraer durante un tiempo pero en algún punto nuestros problemas van a resurgir. 

Tal vez en el aeropuerto, al esperar en una fila, al perder algo, al perderse o al estar en el tráfico. 

El cerebro se acostumbra muy rápido a la belleza y al placer. 

Una vez que pasa la emoción inicial, la mente regresará a aquello que nos preocupa, duele o estresa. 

Para eso está diseñada la mente, para hacernos sobrevivir y fijarse en los dolores. 

El problema de viajar es que creemos que no habrá adversidad y creemos que viajar es para hacernos felices. 

Lo malo de viajar es que lo hacemos desde un espacio de distracción externa y de escape de nuestra vida cotidiana. 

El propósito de viajar es convertirnos en mejores personas. 

Los viajes nos pueden ayudar con nuestro viaje interno. 

Deberíamos ser viajeros más conscientes y observar como los lugares y las situaciones nos pueden ayudar a crecer. 

Podemos absorber las cualidades de los lugares para crecer. 

Los ansiosos pueden ir a ver los acantilados de Dover en Inglaterra, los  preocupados y tristes pueden ir a un festival en Rio de Janeiro y quienes necesitan soltar el control y estrés tal vez puedan ir a la India. 

No podemos esperar viajar con el único propósito de ser felices. 

Tenemos que ser capaces de estar bien a pesar de las adversidades. 

Cualquier situación es una oportunidad para voltearnos a ver y aprender a estar bien a pesar de las situaciones externas. 

 

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